Todo depende del agua filtrada.
378 L: El agua urbana, es decir, el agua de nuestros grifos, donde se concentra potencialmente la mayoría de los contaminantes nocivos para nuestro organismo (cloro, pesticidas y metabolitos, PFAS (contaminantes eternos), metales pesados, residuos de medicamentos, flúor y, en ocasiones, bacterias del tipo E. coli (cuando las plantas de filtración fallan).
La mayoría de nuestros usuarios filtran en casa y en movimiento (oficina, escuela, deporte, aeropuerto, estación de servicio),
en casa de un amigo, etc.).
100 L a 378 L: El agua rural es el agua de los ríos, lagos y torrentes que es transparente a simple vista.
Transparente no significa que no esté cargado de cosas invisibles a simple vista.
El ojo humano puede ver desde 80 a 100 micras (1 micra = 1/1000 de milímetro). Las bacterias miden entre 1 y 2 micras de media.
Microplásticos de entre 2 y 10 micras, por ejemplo.
Depende SIEMPRE del agua que estés filtrando.
Si está cargada (con partículas que no se ven), los poros se obstruirán más rápidamente.
Es mecánico y lo notarás cuando apliques presión, que en estos casos será más dura.
La ventaja del filtro es que puede filtrar contaminantes invisibles a simple vista.
Por eso es tan popular entre excursionistas, senderistas y viajeros de todo el mundo.
De 10 L a 200 L: Para aguas estancadas (charcos fangosos, lodos, etc.).
Una vez más, todo depende de lo que haya en el agua que pueda obstruir los poros más rápidamente.
Si puede elegir: filtre el agua más clara y corriente posible (del grifo o de manantial).
Si no tiene otra opción, realice un prefiltrado para eliminar las partículas más grandes.
MORALEJA: existen billones de aguas «filtrables» y todo depende de la composición del agua que se vaya a filtrar.
Sea responsable y prudente en todas las circunstancias.
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